Lavanda

El aceite esencial de Lavanda se obtiene a través de la destilación por arrastre de vapor de sus flores. Tiene un aroma floral suave muy característico.  Está compuesto mayormente de alcoholes y esteres (linalol y acetato de linalio).

El aceite esencial de Lavanda tiene un rango de aplicación muy amplio.  En aplicación tópica, tiene propiedades ligeramente analgésicas.  Es también un buen antiespasmódico debido a su efecto anticolinérgico (parasimpatolítico).  El AE de Lavanda es un excelente antibacteriano y desinfectante.  Es también un buen tónico intestinal, ya que aumenta el peristaltismo.  Una de sus propiedades más impresionantes es su increíble poder cicatrizante, especialmente en casos de quemaduras de la piel, por lo cual se recomienda tenerlo en el botiquín de casa u oficina.

El AE de Lavanda posee también propiedades hipotensivas importantes: Induce una vasodilatación y una baja de la tensión arterial.  Es importante saber que la Lavanda tiene propiedades marcadas sobre el sistema nervioso: en dosis apropiadas es calmante, sedativo, anti-convulsionante y ansiolítico.  Sin embargo, así sea un aceite esencial muy versátil y generalmente bien soportado, es importante recordar que en dosis muy altas (uso interno), los efectos se pueden invertir: se vuelve estimulante, cardiotónico y potencialmente convulsivo.

Se recomienda utilizar el aceite esencial de Lavanda para una variedad amplia de afecciones: heridas, quemaduras, infecciones, parasitosis, problemas digestivos, hipertensión, problemas cardíacos, problemas nerviosos, ansiedad, depresión, y otros.

En un nivel más sutil, el aceite esencial de Lavanda tiene un efecto sobre el plexo solar. Tiene la propiedad de calmar las agitaciones relacionadas a las relaciones interpersonales, alivia la ansiedad y la ira.  La Lavanda nos ayuda a calmar la mente y suavizar las emociones, es un muy buen aliado para equilibrarnos y estar más centrados para enfrentar las situaciones de la vida cotidiana.